¿QUÉ ES UNA ALUCINACIÓN?


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Etimología

En latín hallucinatio significa “extravío, error o engaño”. Jean-Étiene Esquirol (1838), un psiquiatra francés, definió en 1838 las alucinaciones como una percepción falsa o sin objeto.

Definición

El Diccionario de enfermedades mentales (DSM-IV) define una alucinación como “una percepción sensorial que tiene el convincente sentido de la realidad de una percepción real, pero que ocurre sin estimulación externa del órgano sensorial implicado”



Diferencias entre distorsiones perceptivas y engaño perceptivo


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Ambos son trastornos neurológicos en percepción. Las alucinaciones son el engaño perceptivo por excelencia. Éstas tienen lugar cuando el objeto que creemos percibir no está presente y se dan sin juicio de la realidad. Esta característica es esencial para distinguirlas de otras alteraciones de la percepción, como son las distorsiones perceptivas. En ellas el objeto sí que está presente, pero somos nosotros mismos quienes lo deformamos.

Safety, Tolerability, and efficacy psylocybin in 9 patients with obsessive-compulsive disorder

Este artículo trata sobre la relación entre la psilocibina y los pacientes con un trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Estudia la seguridad, la tolerabilidad y los efectos clínicos de esta en 9 pacientes diagnosticados con este trastorno. La relevancia de este artículo con las alucinaciones es que la psilocibina es un agente psicodélico que se ha utilizado durante siglos en ritos religiosos principalmente.

Moreno, F. A., Wiegand, C. B., Tatiano, E. K. & Ddelgado, P. L. (2006) Safety, Tolerability and efficacy psylocybin in 9 patients with obsessive-compulsive disorder. Journal of clinical Psychiatry, vol. 67(11), pp 1735-1740

Serotonin research: contributions to understanding Psychoses

Este artículo trata sobre la relación entre la serotonina (y las formaciones anormales de sus receptores) y algunos estados psicóticos (como la esquizofrenia, que cuenta como uno de sus síntomas delirios y alucinaciones). Además se ha estudiado como algunas drogas alucinógenas tienen como receptores los receptores de serotonina-2A, por lo que se aprecia la estrecha relación.

Geyer, M. & Vollenweider, F. (2008) Serotonin research: contributions to understanding Psychoses. Treds in Pharmacological sciences, vol. 29, pp 445-453

Psylocybin can occasion mystical-type experiences having substantial and sustained personal meaning and spiritual significance


En este articulo se estudian los posibles efectos a largo plazo de la psilocibina, sustancia que se ha utilizado durante siglos con fines religiosos y de cual poco se sabe científicamente sobre sus efectos agudos y persistentes.

Griffiths, R y cols. (2006) Psylocybin can occasion mystical-type experiences having substantial and sustained personal meaning and spiritual significance. Psychopharmacology, vol. 187, pp 284-292

¿Quienes somos?



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Somos unas alumnas de segundo curso del Grado de Psicología de la Universidad Pontifica de Salamanca.
  • Teresa Hernández Iglesias
  • Ana Matilla Hernández
  • Melda Muñoz Rodríguez
  • Laura Muñoz García
  • Adriana Orradre
En este blog podrás encontrar recursos y material, tanto librario como no librario, acerca de las alucinaciones.

HISTORIA Y ETIMOLOGÍA

En la historia de la Antigüedad han ido surgiendo diferentes definiciones acerca de las alucinaciones, y aun así sigue sin resolverse aspectos importantes sobre éstas. Desde el siglo XIX se empezó a considerar la alucinación como síntoma de enfermedad fundamentada en dos teorías que explican su origen:

  • Teoría sensorial = alucinación como percepción. Llamamos percepción a todos los sentidos (tacto, audición, visión, gusto, olfato).
  •  Teoría no sensorial = alucinación como imagen.

Alucinación como concepto: etimología y significado

La etimología de la palabra “alucinación” es oscura. Joan Corominas (COROMINAS, 1973) considera una pseudoetimologia su procedencia de allucinor, allucinaris, utilizado por primera vez por Cicerón con el sentido de alucinar, errar, engañarse, equivocarse, desviado del recto camino o de la razón.

Roque Barcia señala una doble etimología: allucinari  en Cicerón y hallucinari en Aulo Gelio: de ad , cerca, y lucinari, frecuentativo de lucere, lucir. Barcia piensa que esta última etimología es falsa ya que el latín allucinari representa una forma evidente del griego (allusso) (tener el espíritu extraviado), y considera que los franceses, por un error que difícilmente puede explicarse, adoptaron la forma de Gelio y descuidaron la de Cicerón.

Monlau (MONLAU, 1941) da por buena la derivación de alucinar de ad lucem (ad, cerca y lucere, lucir) subrayando la proximidad a la iluminación que caracteriza la alucinación. Esta procedencia es el origen de las dispares acepciones de la alucinación en los siglos XVII y XVIII: “afecciones de la córnea” (Fernel), “diplopia” (Plater y Linné), “ruidos extraños, presentimientos y apariciones” (Lavater) o “errores de los sentidos” (Sagar). Aunque en castellano aparece hacia 1499, en ingles en 1572 y en francés hacia 1660, el termino parece haber sido utilizado por primera vez en medicina por un médico francés (Fernel) alrededor de 1648, manteniéndose la anterior polisemia hasta que Esquirol, con su definición de alucinación, fija el sentido de la palabra (LUQUE, 2007: 7-42).

Fundamentos de la medicina antigua

Las alteraciones desenfrenadas en el estado de ánimo, el habla, y el comportamiento, así como “ver” y el “oir” (lo que otros ni ven ni oyen), eran imputables, generalmente, durante la Antigüedad, a algún poder sobrenatural, hasta el punto de que los “daémones” pueden ser considerados manifestaciones de la imaginación no controlada del individuo (MACDERMONT, 1971:79). Así, el hinduismo cuenta con un demonio especial, Grahi (“la que se apodera”), responsable de las convulsiones epilépticas y de las alucinaciones. Los babilonios y los mesopotámicos sostenían que ciertos trastornos eran causados por la invasión de espíritus, hechicería, malignidad demoníaca, mal de ojo o violación de tabúes; la posesión era a la vez, a orillas del Tigris y del Éufrates, juicio y castigo. Por otro lado, las actitudes de los griegos arcaicos pueden inferirse de los mitos y poemas épicos; en ellos no se presentan facultades plenamente desarrolladas como la razón y la voluntad, como sí harán unos pocos siglos después. En Grecia las alucinaciones no poseían entidad propia y que éstas se incluían como posible manifestación de la locura, la cual subyace bajo diferentes nombres y enfermedades; a su vez, la alucinación no se diferenciaba de la ilusión ni de otras formas de percepción errónea., aunque resulta llamativo que nunca se atribuyó este cuadro a una etiología del área visual, sino del cerebro.

La historia de las alucinaciones en la Época Antigua, nos debe poner sobre la pista de una patología más amplia: la locura (lato senso). Hoy sabemos que la visión de las alucinaciones ha ido cambiando a lo largo de la historia; si bien, debemos dejar bien claro, como punto de partida, que en Grecia la locura gozaba, generalmente de un estatus temporal, esto es, se trata de un torcimiento realizado por agresores demoníacos (habitualmente, aunque también puede ser acción de los dioses) que atacan la mente y el cuerpo; así, dicho contagio puede ser bien consecuencia de un castigo ante una ofensa ritual o moral, bien un ataque obra de espíritus caprichosos y amorales (Lisa y Las Erinias, que son los principales daémones de la locura). Se trata de una pérdida momentánea de la conciencia normal, lo que hará que entre los contemporáneos se señale cierta similitud con la ebriedad provocada por el vino (PADEL, 2009) (así, no deben resultarnos extrañas las alusiones a Dionisio en lo referente a cuadros alucinatorios). Podemos indicar que la locura invierte la visión hasta el punto de que se diferencia una visión falsa (propia e los tocados por la locura) de una visión verdadera (propia de los cuerdos). Cuando los considerados locos ven equivocadamente, por lo general están mirando algo que los cuerdos también pueden ver (hoy se denomina ilusión, pero los griegos no alcanzaron a diferenciar), solo que lo perciben de un modo diferente.

El cristianismo  supuso un cambio importante en el pensamiento con respecto al mundo griego y, como tendremos ocasión de comprobar en más ocasiones, los cambios en el pensamiento repercuten sobre el planteamiento científico, y en consecuencia, sobre la visión que la medicina tiene de las enfermedades y los pacientes. En la teología cristiana, el Espíritu Santo y el Diablo lucharan por la posesión del alma de los individuos. Será San Agustín el primer pensador cristiano que inicie, a partir de las Sagradas Escrituras, la consideración sistemática de la naturaleza de las experiencias alucinatorias.



Mata, G. (2010). Historia de las alucinaciones en la Antigüedad. Revista de arqueloxia e antigüidade.

Podemos encontrar más información de este tema en el artículo de alucinaciones e historia

HALLUCINOGENS

La percepción, el estado de animo y varios de los procesos cognitivos se ven alterados en gran medida por los alucinógenos (psicodelicos). Su origen es muy primitivo, de hecho fueron utilizados en las primeras culturas en multitud de contextos socioculturales y rituales. En 1950, tras el descubrimiento casi simultaneo de la serotonina (5-HT) y la dietilamida del ácido lisérgico (LSD-25), la temprana investigación cerebral se centró en la posibilidad de que el LSD u otros alucinógenos tuvieran una base serotoninérgica de acción, y reforzaron la idea de que el 5-HT era un importante neurotransmisor en el cerebro. Finalmente estas ideas fueron probadas y hoy en día se cree que los alucinógenos 5-HT estimulan ciertos receptores, especialmente los que se expresan en las células piramidales neocorticales. La activación de estos receptores también conduce a un aumento de los niveles de glutamato corticales debido a una liberación presináptica mediada por el receptor de los aferentes talámicos. Estos hallazgos han llevado a la comparación de los efectos alucinógenos clásicos con ciertos aspectos de la psicosis aguda, y un enfoque en las interacciones talámo-corticales como clave para entender tanto la acción de estas sustancias como los sitios neuroanatómicos implicados en los estados alterados de conciencia (ASC).

Nichols, D. (2004) Hallucinogens. Pharmacology & Therapeutics, vol 101, pp 131-181.